Antonio Casas, el niño que todos queríamos ser.
Natural de La Rambla, de nombre Antonio y de apellido Casas. De posición delantero centro y presente cada quince días en la boca de cada aficionado que corea su nombre y ve en él el reflejo de lo que es este Córdoba CF: ambición, trabajo y juventud.
Y es que, con un registro goleador cada 52 minutos, solo queda pensar que el gol tiene casi nombre propio y apellido en este equipo que, sorprendentemente, no es el caso. Así pues, como era de esperar, el rambleño no desperdició una nueva oportunidad dada por Germán Crespo y desde la titularidad (merecida) formando punta de ataque con Willy, anotó el definitivo segundo gol frente al Antequera.
Además de la ambición, teniendo en mente que todo lo que no sea el ascenso constituye un fracaso, y ese trabajo incansable que denota el jugador con el 20 a la espalda, cabe destacar la valentía con la que afronta el partido, la cual va directamente de la mano de los planteamientos y la idea de juego desplegada y de la que tiene mucha culpa el entrenador granadino Germán Crespo. Dicho por el propio Casas en una entrevista concedida a un medio local, la filosofía de juego con balón y la apuesta ofensiva pese a ir por encima del marcador ha propiciado amarrar así los partidos y contar frecuentemente con una delantera que ha llevado al equipo a copar la clasificación como máximo goleador de la categoría.
Así pues, Casas, se ve directamente beneficiado de la apuesta ofensiva. Pero no solo la propuesta de juego con balón enriquece el juego del rambleño. El hecho de fijarse en los jóvenes y canteranos como pueden ser los Luismi, Puga, Cristian, Meléndez, Julio Iglesias o Simo y que constituye la señal de identidad de Germán Crespo, también propicia la aparición de lo que denomino la sociedad Simo-Casas. Una dupla de ataque de amigos y compañeros que combina el desborde, la calidad técnica y la visión de juego del jugador hispano-marroquí con la potencia, el tren inferior y la definición que caracterizan al jugador cordobés. Si la misma se perpetúa a lo largo de la temporada, seguirán cayendo por doquier las asistencias y los goles para ambos.
Y es que, una de las claves de este equipo que mezcla veteranía con juventud y como bien he expuesto al principio, es esta segunda. Han sido muchas las temporadas en las que la cantera, pese a sus brillantes resultados en la categoría de bronce del fútbol español, ha contado con una tímida presencia o incluso esta ha sido nula en determinadas temporadas en el primer equipo. Es por ello que, con la figura de Antonio Casas y la confianza depositada en la presente temporada hacia el jugador joven, despierta de nuevo ese sentimiento cordobesista encarnado en figuras históricas y referentes como su paisano Pedro Campos, Paco Jémez, los hermanos Cruz o en el capitán Javi Flores y, que según él mismo, “lo lleva por las venas” el jugador cordobés de la tierra siendo al fin y al cabo un aficionado más con las botas puestas y cuya sangre es únicamente de color blanco y verde.
Se puede decir así que el sueño de Casas es el principio del sueño con el que todo niño cordobés ha fantaseado alguna vez: el de triunfar en el club de su tierra y llevarlo lo más alto posible, lo cual es una asignatura pendiente. La vida ha deparado y ha dejado en sus botas que un rambleño tome el relevo de los referentes cordobesistas y sea ese niño que todos queríamos ser.
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